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33º27'00''S 70º40'00''O

Siempre los viajes cansan, pero siempre hay algunos que se mandan de cansados...

Salí de Guatemala a las 5:12 am... eso quiere decir que estaba de pie desde las 3:30am para poder llegar a tiempo y evitar contratiempos.  Afortunadamente todo salió bien y el vuelo salió puntual y mi paso por los asuntos migratorios no tuvo sobresaltos.

La primera escala fué en Panamá, luego de 2 horas y 20 minutos de vuelo. Nada del otro mundo, una dormidita y un tránsito por el aeropuerto de lo más normal... Siguiente parada: Lima, Perú.  Allí se puso fea la cosa.

El tránsito por Lima, luego de otras 2 horas y media, era de 6 horas! eso es algo moderadamente bueno cuando se trata de aeropuertos como el de Houston, en el que las 3 horas que pasé allí hace un año y algo, se me fueron sin aburrimiento.  Pero en un aeropuerto que en el área de tránsito no se camina más de 300 metros...  esas 6 horas fueron eternas.

A todo eso se sumó un ligero malestar que aún persiste, que creo que se puede atribuir al cansancio, o al aire acondicionado en los aviones: ardor y dolor de ojos, dolor de cuerpo... espero que no sea más que eso.

En fin, pasaron las 6 horas, luego 3 horas y media en el avión más incómodo que he conocido (creo que talvez es porque ya se están borrando los recuerdos de los aviones de Cubana).  El arribo a Santiago fué a eso de las 9:30 de la noche, hora de Guatemala; hagan sus cuentas, y la llegada al hotel (pensión porque no creo que llegue a hotel) fué a eso de las 12:30

Fuera del cansancio, pues viene lo bonito... no he podido conocer mucho, apenas un día del cual pasé toda la mañana y parte de la tarde en el polígono de Tiro; así que en cuanto terminé de cenar me dispuse a conocer al menos las 8 - 10 cuadras que hay entre el hotel y el Costanera Mall.  Debo confesar que en la caminata se me fué bastante el cansancio.  Me encontré una ciudad muy ordenada, con una arquitectura que en una misma cuadra puede contrastar bastante entre lo antiguo y lo moderno, sin perder un equilibrio que la hace ver hermosa.  Jardines muy cuidados, calles amplias que aunque no son impecables de limpias, se ve que les dedican esmero.  Automovilistas que se conducen con respeto y peatones que cumplen con su parte.  
Me sorprendió ver que es una ciudad en la que mucha gente se mueve en dos ruedas y pedales.  Casco, tenis, pantalonetas, tubos portaplanos, mochilas con útiles.  Variedad de edades conduciendose con toda normalidad y tranquilidad en un entorno de respeto mutuo que ya quisieramos en nuestra Guatemala.

En todo el camino mis ojos se alimentaron de un ambiente de mucha tranquilidad, gente con rostros muy amigables, perros caminando al lado de sus dueños y vecinos en sus jardines llevando a cabo su rutina diaria de cuando cae el sol dándole la bienvenida la noche... Debo aclarar que yo salí a eso de las 8 de la noche y aún era de día, pero en el trayecto al Mall la oscuridad cayó precipitadamente, sin que eso menguara la vida y el movimiento en las calles.

Enfilado sobre la avenida Los Leones (nada que ver con una tal 5ta avenida de una zona 1) llegué al Mall y me encontré con un monstruo de concreto y vidrios, con un movimiento mayor al que había visto en todo el día, con parqueos para bicicletas en una de las aceras que eran custodiados por un policía específicamente dedicado a esa tarea....  cuándo veremos eso en nuestra ciudad?   y no me digan que ya se ve en el corredor que llega a la universidad, porque esas bicicletas que se quedan allí guardadas no son de los usuarios...  pero no quiero caer en líos políticos, así que sólo diré que en realidad me he encontrado con una ciudad sorprendente que me tiene ansioso por conocer un poco más de ella cada día.